Tubo “taqueado”, tubo destapado
Abstract
Desde que las obstrucciones coronarias, agudas o crónicas, son la causa de varios síndromes clínicos, algunos letales, el sentido común dice que ante tal situación, lo que debe hacerse es eliminar la obstrucción. Sea con angioplastia percutánea (permeabilizando el vaso comprometido) o con cirugía de revascularización (reemplazándolo con un injerto en el sitio de obstrucción), lo cierto es que en
estos casos no media el sentido común, sino el beneficio esperado, en comparación al riesgo de hacerlo. A pesar de los avances tecnológicos logrados con estos procedimientos, todavía conllevan riesgo y este debe sopesarse en nuestras decisiones.