El año 1992 fue un año especial para la Institución, caracterizado no solo por la gran producción en los servicios médicos, sino por el incremento progresivo de su calidad. Los procedimientos complejos se han empezado a convertir en rutinarios, y la institución ha tenido la virtud, fortalecida por el espíritu de sus trabajadores, de ir atendiendo lo simple más eficientemente. La estabilidad económica del país se reflejó en un presupuesto institucional equilibrado, que nos permitió por ejemplo invertir más de 6.000 millones de colones en medicamentos, e invertir en equipo médico, infraestructura y formación en recursos humanos como pocos años antes en la historia institucional, cerrándose así un poco la brecha acumulada durante la década de la crisis. Estas memorias reflejan el quehacer institucional en números, y esperamos que la información contenida en ellos permita definir mejor los objetivos para los próximos años, orientando así el quehacer institucional hacia la atención integral, la descentralización y la calidad total en sus servicios, pensando siempre en la persona como centro de nuestra acción, y en la atención individual y humanizada como medio permanente de ejecución.