Frente a la gama de bienes jurídicos tutelados por la legislación penal, encono tramos diferentes reacciones y concepciones en relación con las distintas conductas socialmente desviadas, y por ende, reprochables. Esas reacciones van desde la discreta aceptación, sin llegar a la apología del delito hasta el absoluto rechazo que puede desembocar en una concepción irracional del hecho típico, de su probable autor y de su tratamiento. El Título III de nuestro Código Penal, comprende un conjunto de conductas delictivas que tienen como fin la protección de la reserva sexual, la normalidad en la práctica de esas relaciones y el pudor público. De todas ellas, es la violación, quizás, la que produce mayor conmoción y reacción social.